martes, 19 de diciembre de 2023

Castigo

 La factura sobrevuela la tarde con su aire denso, ensombrece los campos.

La factura oscureciendo la alegría del buzón lleno de felicitaciones horteras de navidad.

La factura resoplando con sus mocos viscosos la comida más feliz.

La factura enmudeciendo al que se salta las sílabas de las palabras para hablar más rápido.

La factura asesinando espermatozoides ociosos dispuestos a fecundar el óvulo que no acepta ni al más hermoso.

La factura defenestrando la paz de la música  más bailable.

La factura en fin , el más horrendo de los castigos conemporaneos.

miércoles, 13 de diciembre de 2023

Punto de vista

 ¿Se aprende la alegría? Hay situaciones que hacen que se abra el párpado, como cambiar la ventana habitual, a pesar de que se estropee el café, se te rompan las gafas y haya huelga de trenes, pero estás de viaje y dispuesta a la sonrisa, y te resistes a ver el lado opaco.

Son mañanas de niebla en que el paisaje se abre y ves más allá del gris. Hay hojas pisadas y copas brillando, hay cuadros de colores brillantes y diálogos entre ellos, hay espuma en el café, palabras que nutren, y frío que se disuelve en el calor de la chimenea, abrazos y hasta algún ladrido. Y estás a muchos kilometros de distancia de tu punto de vista acostumbrado.

lunes, 4 de diciembre de 2023

Cambio de look

 Ir a la peluquería para que algo cambie. Que el corte de ese mechón se lleve ese agravio, el nuevo flequillo termine con el desplante, que el cambio de color acabe con el tono gris de la vida se escapa y ¿qué he hecho con ella?, que el nuevo rizo enrosque con él los sueños rotos y las falsas expectativas.

Y al final sales distinta, aunque no como quisieras, la vida sigue y el espejo te devuelve otra imagen, quizás te de fuerzas para enfrentarte a la vida de otro modo, que ni siquiera es más bella, es más corta, como el tiempo que has pasado distraida entre secadores y champús, intentando no perder el atractivo que se esfuma. Pagas y te vas con el yo adormecido y la cartera más vacía.

Al salir te preguntan si te has lavado el pelo, y tu sabes que lo que te has lavado son esas lágrimas que no has dejado salir, porque los sueños se escurren y hay que afrontarlos con otra cara, de otro modo, aceptar y afrontar el paso del tiempo con las puntas saneadas.